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Pensamiento Creativo: Ruta flexible para acompañar su desarrollo desde procesos educativos

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PENSAMIENTO CREATIVO: RUTA FLEXIBLE PARA ACOMPAÑAR SU DESARROLLO DESDE PROCESOS EDUCATIVOS

Por Ana Lucía Paz Rueda

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Enseñar a pensar es la principal tarea de todo educador. Para lograrlo, es fundamental estimular el pensamiento. Esto es: retarlo desde distintas dimensiones y procesos. Uno de los elementos más importantes para aprender a pensar mejor es el proceso creativo. Aunque mucho se está hablando al respecto, el pensamiento creativo no es un tema nuevo, tampoco uno que está de moda. Se trata de un proceso de larga data, complejo, altamente investigado desde distintas disciplinas y que integra, pero no se limita, a metodologías.

Ausubel (1963) señalaba que lo que distingue a un individuo con una personalidad creadora es la calidad y la original de sus aportes, que se escapan de lo común, en cualquier área del conocimiento: ciencia, arte, política, etc. Y Drevdahl (1954) pensaba que la creatividad es la capacidad humana para producir contenidos mentales de cualquier tipo, que esencialmente puedan considerarse como nuevos y desconocidos para quienes los producen. Estos autores, entre muchos otros, consideran la creatividad se trata de procesos que llevan a cada sujeto a retar la manera en que piensa y produce.

Pero este proceso no igual para todos. Se refiere estrictamente a cada sujeto, sus posibilidades y potencialidades porque, siguiendo a Gardner (1999): “la creatividad no es una especie de fluido que pueda manar en cualquier dirección”. Para él, la mente se divide en diferentes regiones, que él ha denominado ´inteligencias´, hablamos de la inteligencia matemática, del lenguaje o la habilidad para la música. Una persona puede ser tan original e imaginativa en una de estas áreas, como rutinaria y común en todas las demás.

Por supuesto, no hay, ni es deseable que haya, unidad de definiciones, pero tanto si se relaciona el pensamiento creativo con la solución de problemas (Torrance, 1965) o con la experiencia de ser humano pleno (Barron, 1969; Arieti, 1976), [1] todos coinciden en el valor de pensar y crear. Eso es, justamente, lo que esta ruta flexible pretende animar desde una perspectiva educativa: el valor de pensar creativamente.

Usamos la metáfora del tejido para representar el desarrollo del pensamiento creativo. Creemos que es imposible enseñarlo, pero absolutamente indispensable acompañarlo. Consideramos, además, que no es posible lograr el pensamiento creativo si está por fuera de la combinación entre la reflexividad y la acción creativa; por lo tanto, se trata de un proceso que implica, sin duda, hacer, pero sobre todo, pensar sobre ese hacer.

Para estimular o animar el pensamiento creativo debemos tejer con hilos de distinta índole. No hay un patrón en el tejido. Cada hebra se anuda o entrelaza, libremente, con las otras y con elementos de sí misma, de acuerdo con los intereses de quien educa. Lo que no puede faltar es tenerlas en cuenta todas; cada una de las hebras aporta elementos importantes para pensar creativamente.

Reconocemos la importancia de, al menos, 6 componentes, que hemos llamado hilos, y que a su vez se organizan alrededor de otros componentes que llamamos fibras. Las fibras son pasos flexibles para tejer con cada hilo. Cada uno de los hilos permite ir tejiendo la creatividad de manera libre. No se trata de un tejido con un patrón determinado, sino del trenzado de sus componentes de acuerdo con las necesidades educativas que interesan a cada educador. Así, cada hilo está compuesto por fibras que deben ser atendidas por quien está interesado en desarrollar su pensamiento creativo.

 

NOTAS:

[1] Según la propuesta de Torrance, la creatividad es un proceso de sensibilización frente a los problemas, deficiencias, grietas o lagunas en los conocimientos, que lleva a la persona a identificar dificultades, buscar soluciones, hacer especulaciones o formular hipótesis, aprobar y comprobar estas hipótesis, modificarlas si es necesario, además de comunicar los resultados. En otra perspectiva, Barron la entiende como la habilidad humana de traer algo nuevo y valioso para la existencia. En el intermedio, sendos autores la definen más ligada a las ciencias, las artes y las humanidades, pero siempre dan valor al pensamiento. Arieti (1976) la considera uno de los medios principales que tiene el ser humano para ser libre de los grilletes, no sólo de sus respuestas condicionadas, sino también de sus decisiones habituales.

 

CRÉDITOS:
Documento elaborado por Ana Lucía Paz Rueda, decana de la Escuela de Ciencias de la Educación de la Universidad Icesi, Cali, Colombia. Ella es phD en Educación de la Universidad de Deusto. Socióloga, con experiencia en investigación e intervención social. Docente e investigadora en temas de Educación, intervención social, responsabilidad social, conflicto y convivencia, docencia reflexiva, pensamiento crítico y pensamiento creativo.

Publicación de este documento en EDUTEKA: Diciembre 16 de 2022.
Última actualización de este documento: Junio 12 de 2023.

 

 

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